Foto collage: Lara Saubidet

Mujeres latinas y la igualdad de género en Suiza

A 40 años de la instauración del voto femenino en Suiza, siete mujeres provenientes de Chile, Argentina, Uruguay, Perú, Colombia y España analizan la situación de la mujer en el país helvético y la comparan con la de sus países de origen.

Hace 40 años se aprobaba en Suiza el sufragio femenino. De esta manera, el 7 de febrero de 1971, Suiza se convertía en uno de los últimos países europeos en dar este paso en la igualdad de género, muy por detrás también respecto de varias naciones latinoamericanas, que habían alcanzado este logro muchas décadas antes, tales como Uruguay en 1917, Argentina en 1947 y Perú en 1955.

La aprobación del voto femenino en Suiza se logró mediante un referéndum en el que votaron sólo los hombres. Con posterioridad a 1971, la resistencia a la igualdad cívica continuó a nivel cantonal. Apenzell Innerrhoden fue el último cantón en introducir el voto igualitario, recién en 1990.

Desde entonces se han registrado muchos avances en este sentido y la mujer helvética ha ganado terreno en varios ámbitos de la vida social y política. Hoy las suizas ocupan altos cargos políticos y empresariales y gozan, en teoría, de una igualdad total. Pero ¿está Suiza realmente avanzada o retrasada en cuanto a la igualdad de derechos de la mujer en la sociedad? Siete latinas residentes en Suiza opinaron al respecto para latino.ch.

PREJUICIOS CONTRA LAS MADRES QUE TRABAJAN
Gabriela F. llegó a Suiza desde Perú hace más de una década. Graduada universitaria en Comunicación Social, trabaja a tiempo parcial como profesora de español y tiene dos hijos. Para Gabriela la mayor desigualdad de género en Suiza comienza cuando las mujeres deciden ser madres. "Hay muchos prejuicios respecto de las madres que trabajan. Acá se ve en forma negativa a las mujeres que tienen hijos pequeños y quieren seguir trabajando. Esto en Latinoamérica no pasa. Principalmente porque allá la mujer está obligada a trabajar. Pero en general en Latinoamérica el rol de la mujer en la sociedad es más activo".

"Los horarios escolares, la pausa del almuerzo, los horarios desiguales entre hermanos que van a la misma escuela, acá todo está pensado para que haya alguien en la casa pendiente de los chicos todo el día", agrega Gabriela, quien señala además que "el Estado debería garantizar la infraestructura necesaria para que las mujeres que tienen hijos no se vean forzadas a renunciar a sus trabajos".

Por otro lado, Gabriela reconoce algunos puntos positivos de Suiza, como la existencia de numerosas mujeres que realizan trabajos considerados típicamente "masculinos". "Aquí no hay trabajos típicos de hombre, hay mujeres que conducen el bus o el tranvía, o hacen trabajos de pintura. En nuestros países si una mujer hace ese tipo de trabajos se la considera machona. Por suerte aquí eso es diferente".

"Coexisten dos Suizas, la de las mujeres ministros, y las de las mujeres que se quedan en casa con los hijos, pero no porque quieren, sino porque con lo que ganarían si siguieran trabajando no podrían afrontar el gasto de lo que significa la guardería de sus hijos. Además, si lo hicieran, serían acusadas de Rabenmutter (mujer cuervo, en referencia a las madres que descuidan a suis hijos)", concluye.

(Gabriela F.)

DIFERENCIAS DE MENTALIDAD ENTRE LA CIUDAD Y EL CAMPO
Laura G. es colombiana, vive en Suiza hace dos años y medio y estudia la carrera de traductora. Está casada con un suizo, con quien comparte en total igualdad las tareas hogareñas. "Mi esposo y yo nos repartimos siempre todas las tareas de la casa. El está convencido de que así tiene que ser. Yo creo que en general el suizo es menos machista que muchos hombres en Latinoamérica, aunque esto es diferente entre la gente de mayor edad o quienes viven en zonas más rurales", señala. "En Zúrich por ejemplo son muy abiertos, pero conozco chicas de pueblos pequeños que tienen la mentalidad muy machista".

"Tengo amigas suizas que no cuestionan que sea el hombre quien va a trabajar mientras que la mujer se quede en la casa al cuidado de los chicos. Esto es diferente en Colombia, principalmente por una cuestión de dinero. La situación económica en Colombia no permite que una familia de clase media viva si sólo uno en la pareja trabaja". Luego aclaró: "Yo vengo de Medellín, que es la segunda ciudad más grande después de la Capital, pero en mi país también ocurre que en las zonas más rurales, por ejemplo en la costa colombiana, la mentalidad es más machista".

Cristina también es colombiana, trabaja como asesora financiera y tiene un esposo suizo, con quien, al igual que Laura, comparte los quehaceres hogareños. Para Cristina, Suiza está más avanzada en cuanto a la igualdad de la mujer "si se compara la situación de las mujeres que viven en el campo en Colombia con aquellas que viven en las partes rurales en Suiza".

"El acceso a la educación y la participación política de las mujeres del campo en Colombia es aún muy limitada y las actividades políticas son desempeñadas en gran parte por los hombres. Las mujeres conservan su papel conservador del cuidado de los hijos y las labores domésticas", añadió Cristina. A nivel personal, declaró que en su casa su esposo y ella trabajan a 100% y se dividen las tareas domésticas "en forma equilibrada".

MACHISMO Y CABALLEROSIDAD
Consultada sobre si el hombre suizo es más o menos machista que el hombre típico de su país, Cristina opinó: "los hombres suizos son mucho menos machistas que los hombres colombianos en varios aspectos, por ejemplo no esperan a que sus esposas (que no son amas de casa) les cocinen, laven, planchen y cuiden de los hijos, sino que participan activamente de las labores domésticas. Cuando tienen una cita y van a un restaurante cada uno paga lo suyo. En Colombia parte del machismo consiste en que los hombres paguen las cuentas, sean caballeros y cedan el paso a las mujeres, les abran las puertas, etcétera. Esas cosas son menos comunes en Suiza".

Karin W. es una veterinaria chilena, también casada con un suizo. Según explicó, "en Chile la mujer está en una buena posición en cuanto a la igualdad de derechos, por ejemplo para los estudios y las leyes sociales. No así en lo que son los sueldos. Ahí la mujer aún hoy en día está en desventaja en comparación con un hombre en el mismo puesto. Lo mismo ocurre en Suiza".

Para Karin, los hombres suizos son "definitivamente" menos machistas que los chilenos. "Les interesa mucho más el compartir y el estar presentes en casa. Los hombres suizos son mucho más apoyadores y ayudadores. Comparten los quehaceres de la casa. En mi caso, en cuanto al trabajo doméstico el reparto es parejo. Cuando yo trabajaba cien por ciento lo hacíamos juntos el fin de semana. Ahora que ya no es así, lo hago yo en la semana cuando tengo tiempo, mi marido me ayuda también un poco y el fin de semana hay tiempo para compartir y hacer otras cosas", explicó.

(Karin W.)

Carolina S. es uruguaya. También está casada con un suizo, con quien tiene tres hijos. Si bien en su país obtuvo su diploma de Enfermería, en Suiza es ama de casa y se dedica al cuidado de los chicos. Al respecto opinó: "Si tengo que comparar, los hombres uruguayos son tan machistas como los suizos. Las tareas del hogar recaen mayoritariamente en la mujer y a los hombres les parece bien".

"También recaen en la mujer todas las tareas del cuidado de los hijos, no sólo peinarlos, bañarlos y alimentarlos sino también concertar la cita con el médico, etcétera. Y si no es estrictamente necesario por una cuestión económica que la mujer trabaje, entonces en general a la mayoría de los hombres suizos les parece bien que la mujer se quede en casa".

LA CUESTIÓN DEL APELLIDO
Carolina también señaló como una diferencia significativa entre los dos países la costumbre de Suiza de que la mujer cambie su apellido por el de su esposo después de casarse. "Esta costumbre la considero un rasgo de desigualdad. En Uruguay directamente no es posible que la mujer se cambie el apellido. Pero claro, acá la mujer después de casarse se cambia el nombre para que todo el pueblo sepa a quién pertenece".

(Carolina S.)

Bibiana R., bióloga española casada con un suizo y madre reciente, coincide en criticar la costumbre suiza del cambio de apellido como un rasgo de desigualdad de género: "Cuando nació mi hijo quería ponerle el apellido de mi esposo y el mío pero no me lo permitieron".

También señaló la necesidad de que se instaure una licencia por paternidad similar a la que existe en otros países del mundo. Hoy los padres suizos no tienen derecho a una licencia cuando nace el hijo. El otorgamiento de días libres queda sujeto al criterio y la buena voluntad del empleador.

En cuanto a aspectos positivos, Bibiana destacó el hecho de que en Suiza se pueda trabajar a tiempo parcial, algo que es muy raro es su país de origen. "Esto permite que las mujeres puedan seguir trabajando durante la fase de la maternidad, aunque es un arma de doble filo, porque al trabajar tiempo parcial pierden terreno y competitividad profesional dentro de la empresa, y naturalmente son los hombres los que ocupan esos espacios".

(Bibiana R.)

LA MUJER EN LA CIENCIA
Andrea F. es una astrofísica argentina que vive en Suiza desde hace un año y medio y realiza un posdoctorado en una universidad local. Según su experiencia, en el mundo científico se advierte una gran desigualdad: "Mi impresión es que Suiza está retrasada con respecto a Argentina: Mi caso es especial. Por un lado, veo muy limitadas las posibilidades de trabajo desde el momento en que las mujeres deciden tener hijos, porque no hay facilidad para compatibilizar el trabajo con la familia. No hay suficientes guarderías o son muy caras, el jardín de infantes empieza más tarde, mientras que en Argentina existen guarderías gratuitas, y las que son pagas no son inaccesibles".

En cuanto a la igualdad del hombre y la mujer en el ámbito laboral, señala que "en el rubro de la astrofísica hay una clara predominancia de hombres. En mi grupo de trabajo somos dos mujeres en un total de diez personas. Este porcentaje del 20% es el que observo en general cuando voy a reuniones, congresos o encuentros con otros grupos. En cambio en Argentina, en general, somos 50% y 50%".

Al analizar las causas de este fenómeno, afirma que "en las universidades hay mujeres estudiantes de doctorado y posdoctorado, pero en general la gente de más de 35 o 40 años son hombres. Después de esa edad es como que termina la labor femenina en ciencia. Quizás en la medida en que empiezan a tener hijos es cuando abandonan su carrera científica".

(Andrea F.)