La música en La Habana Vieja

El 16 de noviembre se cumple el aniversario 490 de la Fundación de la
Ciudad de La Habana. La Habana es una ciudad muy musical, desde la colonia los cronistas mencionaban el clima musical capitalino. La Habana tiene fama de ser una ciudad muy alegre, donde el pueblo se divierte constantemente, y es por esta razón se le ha llamado el París de América.


El puerto de La Habana tiene mucho que ver en los inicios de la historia de la música en La Habana. Durante más de tres siglos, el puerto de La Habana se convierte en el astillero de España, donde hacía escala la Flota de Oro, cargadas de oro, plata y piedras preciosas para enriquecer a Europa. La fiebre del oro, la ansiedad cautivó la imaginación de los conquistadores, La Habana se convierte en el centro, el corazón de América “porque es puerto seguro de grande escala donde vienen a parar todas las naos y flotas de la Nueva España y tierra firme y Honduras con todas las riquezas y es llave y puerta del canal de Bahamas”. (Informe al rey Felipe II, en 1572)

La Habana pronto se hizo lugar de diversión, Fernando Ortiz Alejo Carpentier hicieron un estudio de esa población flotante de marineros, aventureros, visitantes, forasteros de todo tipo, todo el mundo recalaba en esta rada. Para esa masa de gente se ofrecían, tablaos, bailes públicos que sobrepasaban el medio centenar en plena colonia, no faltaban atractivos de todo tipo, para las flotas cargadas, en ese mundo abigarrado.

En las riveras de la bahía abundaban los esparcimientos bulliciosos, después de las largas travesías veleras. La dársena habanera fue centro de toda actividad de la urbe, para brindar alegría a los oprimidos por el cansancio, buscaban dar riendas suelta a la alegría.

En las holgadas estadas habaneras bullía la sangre de la gente mas carnales del orbe, abundaban los esclavos, las negras mondongueras que animaban los bailoteos y músicas y estallaba como en burbujas los ritmos musicales mas frenéticos y de más crepitante percusión. Los sandungueros ritmos aquí aprendidos se recordaban y difundían luego en Sevilla, reproducidos por los propios negros que se mantenían en España

El aguardiente de caña, el tabaco habano, los bailes y canciones de tres mundos, al son de la música más sensual, excitante y libre que las pasiones sin freno lograban arrancar a la entraña humana. (Fernando Ortiz).

Todos los puertos de América tienen mucho que ver con la música, especialmente con la de Cuba. A través de los puertos de La Habana se enviaron toneladas de música con los más de mil barcos que entraban desde el siglo XVIII. La habanera, danza y contradanza, el danzón, la rumba, la conga, la criolla, la guaracha salieron hasta el puerto de Buenos Aires y Montevideo, la negrada del Río de la Plata se fascinó con las novedades llegadas de Cuba. El tango sensual tiene el sello de la habanera.

El investigador mexicano Alberto Dallal, asegura que el puerto de Veracruz fue puerta tradicional de los ritmos cubanos llegados del puerto de La Habana. El chuchumbé fue inventado en 1776, durante la travesía de La Habana por marineros de “color quebrado” a Veracruz y obtuvo en el acto un extraordinario éxito de difusión. Al finalizar el siglo XIX comenzó a popularizarse la bellísima danza habanera La sandunga, que fue muy debatida, como hoy lo es el reggaetón.

Cuando Nueva Orleáns se comunicaba bastante con Cuba, del puerto de La Habana iban “guaracheras” a cantar junto a la zona del Mississipi. El jazz tiene influencias del danzón y la habanera.

El novelista Enrique Serpa dedica un libro, llamado Contrabando, en el que sitúa su descripción en la década de 1920. El escritor describe magníficamente el submundo de los cafetines del puerto, el peso de la soledad, las enfermedades de la gente humilde, el trasiego clandestino de emigrantes europeos y asiáticos, de las mujeres abandonadas a su suerte, “viven como pobres, aunque para muchos no hay diferencias. Animales o pobres, ¡qué más da!”.

En la zona del puerto de La Habana se “habanizó” el son, con el concurso de Ignacio Piñeiro que le adicionó la guajira y los coros de clave y guaguancó que proliferaron en Matanzas y La Habana.

En ese arco costero, se difundieron entre Matanzas y La Habana, la rumba que alimenta a muchas de las músicas cubanas como el son negro de Arsenio Rodríguez.

Las congas, comparsas, carrozas de los carnavales, la fiesta más animada de Cuba, aparecen en la zona arrabalera del puerto. En esta zona tradicional y folclórica se mantienen a buen resguardo, protegido por el Historiador de La Habana, Eusebio Leal, (nunca en cajas de caudales) uno de los arsenales y yacimientos rítmicos más asombrosos de América. Ese arsenal no se mantiene en cajas de caudales, sino en constante fecundación y renovación.


Die Musik in Alt-Havanna


Am 16. November jährt sich der Gründungstag der Stadt Havanna zum 490. Mal. Havanna ist eine sehr musikalische Stadt, seit der Kolonialzeit erwähnen Chronisten das musikalische Klima der Hauptstadt. Havanna hat den Ruf eine fröhliche Stadt zu sein in der sich das Volk stets amüsiert und aus diesem Grund nannte man sie auch das Paris Amerikas.


Der Hafen Havannas hat viel zu tun mit den Anfängen der Musikgeschichte in Havanna. Über mehr als drei Jahrhunderte entwickelt sich Havanna zur Werft Spaniens, in der die Goldflotte Zwischenstopp hält, beladen mit Gold, Silber und Edelsteinen zur Bereicherung Europas. Das Goldfieber, die Sehnsucht fachte die Fantasie der Eroberer an. Havanna entwickelt sich zum Zentrum, dem Herzen Amerikas „weil der Hafen sicher ist, von großer Bedeutung, den alle Schiffe und Flotten Neuspaniens anlaufen, er ist Schlüssel und Tor zur Bahamas-Passage.“ ( Bericht an König Philip den Zweiten von 1572 )

Havanna wurde bald zu einem Ort des Vergnügens. Fernando Ortiz und Alejo Carpentier untersuchten diese bewegte Einwohnerschaft aus Matrosen, Abenteurern, Besuchern und Fremden aller Art, alle Welt steuerte diese Reede an. Diesen Massen an Leuten boten sich Bühnen, öffentliche Bälle die ein halbes Jahrhundert der Kolonialzeit überdauerten, es fehlte nicht an Attraktionen aller Art für die beladenen Flotten in dieser farbenfrohen Welt.

An den Ufern der Bucht gab es lärmende Vergnügungsorte in Hülle und Fülle, Zerstreuung nach den langen Segelfahrten. Die Docks Havannas waren das Zentrum jeglicher Aktivität der Stadt, um den von Erschöpfung Bedrückten Freude zu bereiten trachtete man dem Vergnügen die Zügel schiessen zu lassen.

In den geräumigen Lokalen Havannas kochte das Blut ihrer sinnlichsten Bewohner, zum großen Teil Sklaven, schwarze Kuttelverkäuferinnen heizten die Tänze und die Musik an, es strömten und platzten wie Seifenblasen die frenetischsten Rhythmen mit ihrer knisternden Perkussion. Die hier gelernten aufreizenden Rhythmen brachte und verbreitete man dann in Sevilla, wiedergegeben von den selben Schwarzen die in Spanien lebten.

Alle Häfen Amerikas spielen eine Rolle in der Musik, speziell mit der Kubas. Über den Hafen Havannas wurde tonnenweise Musik verschickt in den über tausensd Schiffen die es seit dem 18. Jahrhundert anliefen. Die Habanera, die Danza und die Contradanza, der Danzón, die Rumba, die Conga, die Criolla, die Guaracha kamen bis in die Häfen von Buenos Aires und Montevideo, die Schwarzen am Rio de la Plata begeisterten sich für die Neuheiten aus Kuba. Der gefühlvolle Tango hat Einflüsse der Habanera.

Der mexikanische Forscher Alberto Dallal versichert dass der Hafen von Veracruz traditioneller Umschlaghafen war für die Rhythmen die aus Havanna kamen. Der Chuchumbé wurde 1776 entwickelt, unter dem Einfluss von durchreisenden Matrosen „ gebrochener Farbe“ aus Havanna und erlebte in Veracruz ausserordentlich Erfolg und Verbreitung. Zum Ende des 19. Jahrhunderts begann die wunderschöne Danza La Sandunga populär zu werden und entfachte Diskussionen wie es heute mit dem Reggaeton geschieht.

Während einer Zeit enger Beziehungen zwischen New Orleans und Havanna kamen „Guaracheras“ aus Kuba um gemeinsam am Mississippi zu singen. Der Jazz weist Einflüsse des Danzon und der Habanera auf.

In der Hafengegend Havannas wurde der Son „havannisiert“ durch Mitwirkung Ignacio Piñeiros der ihm die Guajira und den Chorgesang der Clave und des Guaguanco hinzufügte um dann in Matanzas und Havanna Verbreitung zu finden.

In diesem Küstenabschnitt zwischen Matanzas und Havanna verbreitete sich die Rumba, Nährboden für viele kubanische Musikrichtungen wie dem schwarzen Son von Arsenio Rodriguez.

Die Congas, Comparsas und Karnevalswägen des belebtesten Festes in Kuba gelangen in die Vororte des Hafens. In dieser Gegend der Tradition und Folklore erhalten sie sich gut bewahrt, unter dem Schutz des städtischen Historikers Eusebio Leal.