Juan Formell cumplió 69 años (2 de agosto de 1942). En el signo chino le pertenece el caballo, al igual que Paul Mc Cartney (bajista también). Juan Climaco realmente nació en la calle Santiago, una calle de solo cuatro cuadras, de Zanja a Carlos III, paralela a Belascoaín (donde también vivió el trompetista Félix Chapottín).
Después la familia Formell se traslada para el barrio de Cayo Hueso, al fondo de Radio Progreso, la “Onda de la Alegría”, a unos metros de donde se gestó el movimiento Feelin, en el Callejón de Hamel.
“Cayo Hueso era un barrio típico de La Habana, donde vivieron muchos de los más famosos músicos de Cuba. Mi formación tiene que ver mucho con ese barrio. Éramos una familia muy pobre. Mi papá se llamaba Francisco Formell Madariaga, era músico, arreglista nació el 5 de octubre de 1904 (igual día que mi colega José Luis Cortes). El tocaba la flauta en una Banda Militar y en una Banda Municipal. Yo también toqué al inicio en una banda. Dirigió varias orquestas, compuso canciones para el teatro y ganó muchos premios como compositor. Orquestaba música y fue hasta periodista musical”.
El padre de Juan pasaba las horas componiendo música, al lado de un termo de café. Parece que el hijo heredó esa vocación o traía en la sangre los genes de la música. “Aquello era mi verdadera vocación, aunque mi padre no se percataba de mi interés. Quizás no estaba muy interesado, porque la música, en aquel entonces, no daba para comer y querían que yo tuviera una carrera universitaria. Por eso me costó trabajo que me enseñara. Cuando mi mamá me regaló una guitarra, aprendí a tocarla de oído, porque, parece que yo iba a ser músico de todas maneras. Te cuento que cuando aquello las victrolas sonaban en cada esquina del barrio, era una sinfonía de música que te invitaba a meterte en la música de alguna manera, como espectador o actuante: Benny Moré, Roberto Faz, Abelardo Barroso. Y por otra parte: el rock and roll que entró con Elvis Presley y Bill Haley y sus Cometas; era un bombardeo musical impresionante, como una revolución musical”.
La mamá de Juanito se llamaba María Magda Cortina, la entrevisté cuando contaba con 82 años, residía en la calle 222 entre 71 y 73, en La Lisa. ·”De niño Juan era muy tranquilo y cariñoso -me cuenta María- , siempre estaba al lado de su papá, mirándolo y escuchando lo que hacia. Me di cuenta que le gustaba la música y le compré una guitarrita que le dio mucha alegría. Yo lavaba ropa para la calle y cuando aquello no era fácil ofrecerle un regalo a mi hijo. Juan era muy enamorado y había que andar atrás de ellos, al igual que de su padre que falleció el 14 de octubre de 1964, todavía Juan no había triunfado. Su padre se hubiera alegrado mucho de los éxitos de su hijo. En 1964 Juan estaba luchando mucho por llegar a algo en la música, trabajaba mucho, era muy responsable”.
“Mamá sabía darme consejos -me cuenta Juan- cuando me faltó lo sentí mucho, tú sabes que las madres comprenden muy bien a sus hijos, ella siempre me entendía. Cuando falleció, en 1995, dejó un vacío muy grande en mi vida.”
Pocas personas saben que Formell se echó un bajo al hombro y, junto con algunos amigos, fue a tocar por los bares de la Playa de Marianao (zona de cabaretuchos famosos por difundir la música más auténtica de Cuba), donde tocaba el Chori y visitaban figuras como Marlon Brando, en busca de tumbadoras.
“Ese oficio fue el que, a la larga, me fue dando el oficio que después tanto me sirvió para hacer mi orquesta el 4 de diciembre de 1969. Parece que todos tenemos un destino, y yo también tengo mi destino en la música, eso es todo”.
Para la música bailable cubana contemporánea, Juan Formell representa su máxima figura, el guía de una generación. Su orquesta ya tiene 42 años, una vida musical.