Así comenzó su discurso Van Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas en la pasada Cumbre Mundial de Seguridad Alimenticia (FAO) celebrado en Roma.
Haciendo alusión al hecho de que cada seis segundos en diversos lugares del Planeta, mueren niños víctimas del hambre y sus flagelos. Desde que leí esta frase, no se me ha borrado de mi mente, porque desgraciadamente aunque haya sido la semana pasada sigue en tiempo presente.
El estado de inseguridad alimenticia en que se encuentra el Planeta Tierra es una auténtica deshonra y vergüenza para la humanidad, por 20 años se llevan contiendas en su contra y el hombre moderno no ha sabido resolverla.
Esta plaga mundial generalizada, incluso, afecta a ciudadanos (as) de países desarrollados, según las estadísticas de sus gobiernos, hemos de imaginar cuán grande es este desastre dentro de los que están en vía de desarrollo, como el nuestro, que además tiene el agravante de que una “doble carga” porque nuestros vecinos haitianos se encuentran en la “punta del iceberg” de la malnutrición, según las estadísticas de hambruna mundial y queramos o no, “su suerte” nos afecta de una manera directamente proporcional a la nuestra, si los tenemos al lado ¿Para dónde van ellos a emigrar?
Dentro de los factores que propician la hambruna, está la crisis económica internacional, que ha generado desempleo, reduciendo los ingresos, añadiéndole el alto costo de los alimentos, pero no podemos obviar lo más grave: el desastre administrativo y la vileza de la corrupción gubernamental en todos los países subdesarrollados, donde nuestro país en el actual gobierno, se ha destacado por el despilfarro económico, corrupción y endeudamiento al que nos ha sometido.
Urge articular un justo nuevo modelo de producción y distribución de los bienes que supere el tradicional consumismo humano con postulados menos teóricos y más solidarios, invitando a la sociedad a proteger los sectores menos favorecidos, pero sobre todo voluntad política.
Sin duda alguna tenemos una marcada carencia de criterios universales, los humanos hemos maltratado, desgastado, calentado y contaminado la Tierra aun así ella posee y nos sigue dando sus recursos que son suficientes para abastecernos, en lo que nos toca de ella una media isla de clima privilegiado y territorio fértil, los 365 días del año, la ganadería y la agricultura son temas olvidados en la actual administración gubernamental, prefieren dar apoyo a las importaciones disminuyen la producción interna así encarecen los productos de primera necesidad. "¿Cual es la ganancia del gobierno dominicano en olvidar el campo?” Si el estado de manera ordenada subsidiara la ganadería y la agropecuaria es cien por ciento seguros que saldríamos adelante y viviríamos en la abundancia ó por lo menos no con déficit alimentario en muchas familias dominicanas y dejariamos de estar dentro de las funestas estadisticas de hambruna en el Mundo.
Mientras el hambre siga azotando al hombre, el progreso humano es utopía, algo que nos aleja del milagro y por ello debemos crear una responsabilidad colectiva que va desde tener una conciencia más humana, crítica, solidaria, y exigirles a los gobiernos la responsabilidad que entregamos en sus manos para que solucione con auténtica voluntad política y social.
Hoy en día vivimos en una paradoja “tenemos abundancia de alimentos" pero ha aumentado el número de hambrientos, visitando cualquier supermercado del Planeta Tierra encontramos una surtida variedad de productos de todas partes del mundo, entonces nos da la sensación de que estamos viviendo en un “mundo perfecto”, pero esa no es la realidad, hay mucha gente que muere a diario, por carencia alimenticia e inanición algo que nos deja claro: No es escases alimenticia, es egoísmos humano y ausencia de justicia y sobre todo insensibilidad gubernamental.